En la búsqueda incesante del equilibrio perfecto entre sabor y textura... así nació nuestra mantequilla de pistacho!
Cada frasco es el reflejo de un proceso meticuloso, que transforma pistachos cuidadosamente seleccionados en una mantequilla de pistacho verdaderamente extraordinaria.
1º – Todo comienza con el tostado, una etapa esencial que define el perfil aromático de la mantequilla. Sin ninguna adición de aceites, azúcares, sal o conservantes, los pistachos se tuestan lentamente, de forma natural, hasta liberar todo su aroma y alcanzar la textura ideal.
2º – Tras enfriarse, comienza la selección manual: grano a grano, se eligen solo los pistachos que presentan las mejores condiciones. Solo los de calidad superior pasan a la siguiente fase.
3º – Los pistachos se trituran entonces a alta velocidad, originando una mantequilla de textura cremosa y sabor intenso, aterciopelado y naturalmente dulce.
Pero el secreto está en el toque final: canela de Ceilán en polvo y jengibre deshidratado en polvo, añadidos en la medida justa para realzar el sabor del pistacho sin sobrecargarlo. La canela de Ceilán ofrece un aroma cálido y suavemente dulce, mientras que el jengibre aporta una nota picante y vigorizante que despierta el paladar.
¿El resultado? Una crema elegante, aromática y sedosa, que exalta el sabor auténtico del pistacho en cada cucharada.